
TUMACO
Tumaco, territorio de mar y manglar, donde las comunidades fortalecen formas propias de convivencia y resolución de conflictos en territorio que marca su propio pulso.
El diálogo como raíz de convivencia
La justicia comunitaria en Tumaco aporta un modelo cercano y profundamente arraigado en la cultura afrodescendiente, donde la palabra, la mediación y la autoridad de los mayores permiten resolver los conflictos mediante la reflexión, la reconciliación y la restauración del tejido social. Este sistema fortalece la autonomía de los Consejos Comunitarios, quienes deciden sobre normas, convivencia y uso del territorio, protegiendo los bienes comunes frente a actores externos. Además, su enfoque restaurativo y su vínculo con la memoria, la oralidad y los rituales la convierten en una práctica que no solo resuelve disputas, sino que preserva identidad, fortalece la cohesión y ofrece soluciones reales en contextos donde la justicia estatal es lejana, lenta o poco legitimada.
Sombras que desafían la palabra
A pesar de su fortaleza social, la justicia comunitaria enfrenta retos profundos como la falta de reconocimiento por parte del sistema judicial estatal, que suele invalidar decisiones comunitarias por no ajustarse a criterios formales que desconocen su tradición oral. A ello se suma la presencia dominante de grupos armados que imponen normas paralelas mediante el miedo, debilitando la autoridad moral de los mayores y limitando la acción comunitaria. También persisten barreras geográficas y económicas para acceder al sistema estatal, expresiones de racismo estructural y colonialidad jurídica que históricamente subordinan las prácticas afrodescendientes, así como la dificultad de mantener el relevo generacional debido a la migración, la violencia y los cambios culturales que distancian a los jóvenes de las prácticas de justicia propia.
Territorios que sueñan nación
Pese a estos desafíos, la justicia comunitaria en Tumaco conserva enormes potencialidades, pues en ella se expresa una poderosa capacidad de resistencia, organización y soberanía territorial. Su enfoque restaurativo favorece la armonización social y ambiental, y sus estructuras de gobierno propio mantienen legitimidad y cercanía con la comunidad, permitiendo sostener procesos colectivos incluso en contextos de violencia. Su vitalidad cultural y su capacidad para actualizar saberes ancestrales la convierten en una vía para construir relaciones más igualitarias con el Estado y proyectar un modelo de nación más plural e incluyente. Además, la presencia creciente de jóvenes en procesos culturales y de defensa de derechos abre caminos para renovar la justicia propia y fortalecerla hacia el futuro.
